Imposible conseguir ese efecto,
tan alejado como el mismo susurro
del inconfundible viento que transporta
mensajes encriptados...
Ansioso, buscas entender la desídia,
la caída de ojos ante el abismo,
tratando de no pensar en nada
que recuerde que la hora llega...
En cada rincón de tu cerebro,
martilleando nerviosas las neuronas,
como el herrero martillea el yunque,
como las olas del mar chocan en las rocas...
Hoy sufres una pena,
pero mañana recibirás la recompensa
de haberla superado.
Pedro Pantoja Santiago